La logística es una de las áreas clave en una compañía debido al impacto directo que esta tiene en el nivel de servicio que ofrece a sus clientes. La disrupción digital ha generado nuevos modelos de negocio online cuya diferenciación, en ciertos casos, pasa por la rapidez y, en no pocas ocasiones, la gratuidad de este servicio incrementando, con ello, la presión sobre los equipos logísticos en una constante carrera de mejora de los ratios de eficiencia logística.
La situación comienza a tornar complicada cuando la ansiada mejora de eficiencia no alcanza a cubrir el valor que se «regala», en la forma de «PVP con transporte incluido», y el margen de venta se reduce. El artículo firmado por Enrique Piñazos publicado en El Pais, Cuando el envío gratis en Internet sale caro: quién paga lo que tú ahorras, es una interesante aproximación a este dilema.
Como indica en el artículo José Carlos Cortizo, consultor tecnológico, en un mercado en constante crecimiento, como lo está siendo el mercado online, se recurre con demasiada frecuencia a ofrecer gratis el envío del producto como una manera de competir en precio y porque, además, «en muchos casos, los números lo permitían».
Lo que es evidente es que no existe la logística gratis, como tampoco existe el producto sin coste. Dentro del proceso de compra online, el suministro, la última milla en concreto, es prácticamente el único punto de contacto directo que se suele tener con el cliente a lo largo de dicho proceso. Y es curioso que sea este momento, precisamente, el que menos se valore porque se haya podido «abusar» por parte del fabricante y/o la distribución del «PVP transporte incluido» acostumbrando al propio cliente a recibir su pedido rápido y, además, sin cargo por los portes.
A medio plazo, la situación no parece sostenible si se quiere alcanzar un determinado nivel de calidad y una retribución digna a toda la cadena de entrega. Entregas urgentes, por franjas horarias, en fines de semana, en diversos puntos de recogida, etc… tienen un coste diferente y, por supuesto, un valor diferente para un cliente que está dispuesto a pagar diferentes precios por diferentes servicios. Claro, siempre que no haya un competidor que lo regale.